Sobre la época en que dejé de beber vino por haber confundido a mi mujer con un sombrero

Busca que busca (en el vino), cava que cava (en el vino) también pasa por caer en esa zanja. Debajo de todo, sentimiento, idea (incluido el vino y su narración), hay un abismo permanente: y las cosas, los sentimientos, las ideas de arriba son ingenuas y suspendidas. Creen que están apuntalados en granito con abrazaderas de acero: en cambio, es un mundo de arena, sostenido por las olas.

Cuando notas que la incomodidad y la pereza toman el control, y te sueltas.
Llevaba mucho tiempo buscando, dos botellas que reconciliaran mi estado de ánimo con el vino, otorgando sombras permanentes efectivas a alguna vía de escape del final hollywoodiense. Fracasado.

A un amigo, acostumbrado tanto al vino como a la pluma, le pregunté hace un tiempo «¿Qué haces cuando no tienes ganas de vino, sobre todo hablar de ello?» – “Simple, no digo”. Yo fui ofendido. ¿Qué tengo que hacer con los amigos si no me sacan de un apuro? ¡Maldito! ¿Y el vino? ¡Maldito sea él también!

Pero el mundo gira así y mi amigo tenía razón. Así que seguí buscando esas botellas. Con esfuerzo. Colores y olores, incluso hermosos, colocados en la esquina entre lo que ya se ha visto y lo que se ha escuchado: encuentras nuevas palabras para decir que pasa entre un 89 y un 91.

El sabor entonces… Inflación de descriptores directamente proporcional al número de degustaciones: roca pleistocénica y glándulas marsupiales inevitable evolución de pequeños frutos rojos y hierbas oficinales.

¿Después? No te muevas por un rato, mira a tu alrededor, lee sobre cualquier cosa que no sea vino. Piensa en el suelo en el que pones las tenazas.

Imagen fija: Italia. Cerdeña. Arena también aquí.

Seruci 2018 – Enrico Esu
Reserva de Carignano del Sulcis
15% Carignano 100% viñedo en pie franco de 1958. Ubicación Medau Desogus, Carbonia.
Oscuro, denso, cálido, un canto a los bálsamos y al matorral mediterráneo. Persistencia que se mide en minutos. Empireumatic (quemar carbón) es un término pensado aquí, me digo. Y la etiqueta de alguna manera lo confirma: “Imagina el interior de una mina con sus profundos y oscuros túneles…”.

Los veo, incluso con los ojos cerrados.




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