Desde la antigüedad distintas etnias y civilizaciones de todo el planeta han empleado sin saberlo quitados. Lo hicieron fermentando de manera natural sus panes y bebidas alcohólicas, por lo que creía que era algo enigmático y mágico. Esta iniciativa comenzó a mudar merced a la ciencia con la intervención de Louis Pasteur, quien en la época del siglo XIX probó que la fermentación alcohólica era llevada a cabo por diastasas y no por un catalizador químico que era lo que se había planeado hasta el momento. El trabajo de la levadura en este desarrollo es consumir azúcares para generar 2 modelos esenciales: CO2, que es dióxido de carbono, y etanol. Aparte de esto, genera otros artículos químicos en pequeñas proporciones, que es lo que da a las diferentes bebidas sus diferentes sabores tan especiales en dependencia de la levadura utilizada.
Comúnmente, la producción de vinos se hizo desde fermentaciones de los mostos, llevadas a cabo por cepas de diastasas endémicas habitantes en las superficies de la uva y de los equipos de las bodegas (Escalante et al. 2007) todavía que se demostró asimismo que viven en asociación con el viñedo, encontrándose comúnmente sobre la corteza, las hojas, las flores y en la pruina de la baya. Y que su desarrollo sobre la área de las bayas está preciso por distintos componentes ambientales, como la temperatura y la humedad, tal como por el nivel de madurez y el estado de salud (Claudia et al. 2007). La fermentación con estas diastasas endémicas lleva por nombre fermentación espontánea y son de suma importancia en tanto que con ellas alcanzan peculiaridades organolépticas propias de la región, que no estarían presentes si se utilizara un inóculo de cepas foráneas. No obstante, la calidad del producto puede ser realmente variable (Escalando et al. 2007).
La vinificación clásico con uvas maduras es la técnica mucho más correcta para llevar a cabo vinos base premeditados a la producción de vinos espumosos tintos de calidad, según la investigación creada por Miriam González Lázaro en su proposición doctoral.
Miriam González Lázaro obtuvo el nivel de doctora por la Facultad de La Roja con la proposición ‘Estudio de distintas métodos de vinificación para llevar a cabo vinos espumosos tintos de calidad’, calificada por el tribunal con increíble ‘cum laude ‘ .
Creada en el Departamento de Agricultura y Nutrición -en el marco del programa de doctorado: 783D Doctorado en Enología, Viticultura y Sostenibilidad (Real Decreto 99/2011)- fué apuntada por Belén Ayestarán Iturbe y Zenaida Guadalupe.