por que los vinos del nuevo mundo son más baratos

Francis Mallmann, por bastante el más destacable chef de Argentina, expresa con enorme sabiduría la relevancia del vino para las sociedades en el momento en que apunta: “El vino es el abrazo de las expresiones, en la justa medida. Estar sentados en una mesa, con gente que deseamos, entre tenedores enlucidos de gusto, es una de las maneras mucho más lindas de ser contentos. Es un símbolo que nos une para toda la vida. La amistad del vino”. A esto hay que añadir que la historia del vino es parte sustancial de la historia de todo el mundo. Los arqueólogos que han analizado vestigios de uva en el Mar Negro ratifican su vida entre los años 7000 a 5000 a. C. También, si bien se cree que Europa, particularmente Francia, es la “cuna” del vino, múltiples estudios estiman que los primeros viñedos se localizaban en territorios de lo que el día de hoy se ajusta a Turquía, Armenia y Georgia. Lo que es mucho más: en el año 1100 a. C. los chinos cultivaban el viñedo, al tiempo que en El país nipón se le conocía bastante antes. Los helenos, romanos y egipcios, de la misma otras civilizaciones, tenían dioses del vino (Dionisis para los helenos, Baco para los romanos, Osiris para los egipcios). Según el viejo testamento, Noé plantó el viñedo tras el diluvio y se emborrachó. Asimismo, según la tradición cristiana, Jesús, en la última cena, tomó vino elaborado muy probablemente a partir de un antepasado de la syrah, uva perteneciente de Persia. En la Edad Media, los frailes y religiosos jugaron un papel fundamental no solo en la producción, sino más bien en la comercialización del vino. En la Europa de esos tiempos era bien difícil entrar al agua bebible, con lo que el vino era una necesidad. Por sus características asépticas, con frecuencia se mezclaba con agua. Con ocasión de los descubrimientos geográficos, el vino llegó a América. Exactamente la misma en Europa, los frailes de distintas órdenes religiosas llegaron al Nuevo Planeta de cara a la evangelización de los originarios y precisamente requerían esta bebida para las liturgias rituales. De esta forma nació el primer viñedo de América, en los terrenos de lo que el día de hoy es Vides, Coahuila. Los conquistadores españoles viajaron en 1568 desde lo que el día de hoy se ajusta a Zacatecas con rumbo a la presente Coahuila, por el hecho de que procuraban oro. No lo hallaron, pero sí se encontraron con un oasis, fuentes y un sinnúmero de uvas silvestres en el el día de hoy llamado Valle de Vides –la parra es el papel de la viña–. Hacia 1594 llegaron los jesuitas, estableciendo la Misión de Santa María de las Parres, y con las uvas silvestres que generaron el primer vino de la región. Un año después, Lorenzo García, entre los conquistadores vanguardistas, solicitó al rey Felipe II de España una “merced” o dotación de tierras en la zona y el 19 de agosto de 1597 le fue brindada la autorización a García, con la consigna de generar vino y brandy, naciendo de este modo formalmente la Hacienda de San Lorenzo, el día de hoy Casa Madero. Tristemente para México, más allá de ser vanguardista en el Nuevo Planeta, sus vinos no han logrado trascender la utilización de los vinos de Chile, Argentina o Uruguay. La manera en que se hacía el vino en esos tiempos cambió de manera significativa. Con el lapso de los siglos, y particularmente en los umbrales del capitalismo, se dieron a conocer clases sociales prestas a abonar por vinos de mejor calidad, lo que llevó a cambiar sus procesos de producción. Hoy día hay una gran oferta de vinos, los “regulares” (sencillos y simples de tomar); los «buenos» (sin defectos, que no resaltan sobre otros, pero que son buenos para cualquier ocasión); los «buenísimos» (bien hechos, equilibrados y que detallan un destacable carácter varietal); los “muy sugeridos” (que sobresalen por su calidad y refino, con visibles expresiones varietales y notas secundarias bien interesantes); los “geniales” (vinos que tienen un enorme carácter y prácticamente llegaron con perfección técnica del varietal de que se trate); y los expepcionales (de la mucho más alta definición, con un estilo refinado y un carácter propio único y son verdaderas joyas de compilación). A los vinos de el día de hoy se les califica con una puntuación que va de 50 a cien. Los de menor calidad están próximos a los 50 puntos; los Premium, en cambio, tienen 90 o mucho más puntos. Frente esto, cabe preguntarse si los vinos que se generan en el “Nuevo Planeta” –lo que incluye, aparte del conjunto de naciones americano, Australia, Novedosa Zelanda y Suráfrica– gozan de los mucho más altos estándares de calidad. Ahora un corto semejante sobre la producción de vino en el planeta, seguida de un recuento de la situación en tres países latinos, cuyos vinos aparecen en todas y cada una de las categorías descritas, introduciendo la de “expepcionales”. Sobre la producción de vino en el planeta En 1874, en el momento en que la mayor parte de los viñedos de Europa habían sido destrozados por la plaga de la filoxera, los viticultores de Francia, Suiza, Austria y Alemania se juntaron en Montpellier para coordinar la pelea contra este azote. Los debates de las próximas décadas hicieron viable que en 1924 naciese la Organización En todo el mundo del Vino, de la misma en 1958 adoptaría el nombre con el que en este momento lo reconocen: Organización En todo el mundo de la Viña y el Vino (OIV), con origen en París. Hacia el 27 de agosto de 2014, la OIV tenía 46 Estados integrantes, la mayor parte de europa (hay que resaltar que México no es integrante). La OIV tiene una banco de información esencial sobre las tendencias en la producción del vino en el planeta, sus volúmenes comerciales y las tendencias en el consumo. Según la OIV, en 2013 se generaron en el planeta 281 millones de hectolitros de vino. Esto sucede en instantes en que se prosigue generando una contracción, a nivel planetario, de la área de viñedos. Desde 1995 a la fecha, la área de viñedos ha decrecido un 4%, singularmente en Europa. No obstante, los países han logrado prosperar los métodos de producción, lo que permite un mayor aprovechamiento de la área cultivada. Los primordiales productores de vino en el planeta son Francia, Italia, España, USA y Argentina –esto es, tres del Viejo Planeta y 2 del Nuevo Planeta–. La OIV dice que desde 2008, la crisis económica en todo el mundo tuvo un considerable encontronazo en el consumo de vino, a eso que hay que agregar que 2012 fue un año especialmente malo, ya que la cosecha fue escasa, particularmente en el hemisferio norte. No obstante, en 2013 se causó una restauración, más allá de que solamente se logró igualar los escenarios de producción dominantes en 2006. Aparte de los cinco países que lideran la estadística por su nivel de producción, hay otras naciones , entre aquéllas que resalta Australia –que se aproxima poco a poco más a los volúmenes de Argentina–, Chile, Suráfrica y Alemania. En estas estadísticas no figura prominentemente México, donde la producción y el consumo de vino son bajos. No hay mucho más que nombrar que en México hay poco mucho más de cien bodegas y productores de vino, que desarrollan unas 400 etiquetas de esta bebida. En el territorio nacional hay en torno a 3 mil 600 hectáreas donde se cultiva el viñedo. Prácticamente el 90% del vino producido se consume en México, al paso que se exporta el diez%. No obstante, el consumo de vino creció en el territorio nacional y se calcula que anualmente hay una ingesta de precisamente 600 mililitros por año per cápita, o, 70 millones de litros en el grupo de la población.4 No obstante, la producción no llega a agradar la demanda, con lo que de cada diez botellas consumidas siete son de importación, en especial de Francia, España, Argentina y Chile. Hay un sinnúmero de causas que comentan por qué razón la producción nacional no medra al unísono de la demanda. Resaltan la política fiscal del gobierno con en comparación con campo, dado que todos y cada uno de los insumos para la producción son de importación –barricas, corcho, botellas, etiquetas, etcétera–, una extensión achicada de los viñedos, y los hábitos de los usuarios –el consumo de bebidas carbonatadas en México es la mucho más alta de todo el mundo. Los vinos de Chile Chile está situado en el cono sur y tiene una extensión territorial de 756 mil 102 km cuadrados. Alberga una población próxima a los 18 millones de pobladores. Ocupa el puesto 41 en los índices de avance humano, que es de los mejores en América Latina, y su capital es Santiago de Chile. La área de viñedos sube a 126 mil hectáreas. En 2013, Chile causó 12 millones, 821 mil hectolitros, introduciendo vinos con denominación de origen, vinos sin denominación de origen y vinos de mesa. No todo el territorio es capaz para cultivar el viñedo, más allá de que una sección importante del país está incluido en la franja del vino (30° a 50° de latitud en el hemisferio sur). Las primordiales zonas productoras tienen dentro el Maule, la región metropolitana, la del Libertador Bernardo O’Higgins y en menor escala Atacama, Valparaíso, Bio Bio y Coquimbo. Los primordiales viñedos están en los vales de Maipo, Maule, Curicó, Rapel, Aconcagua y Colchagua. En el siglo XX, el ámbito vivió múltiples reveses, por servirnos de un ejemplo en el momento en que se decretó la Ley de Alcoholes, que prohibía plantar novedosas cepas. Esta fue derogada en 1974 y esto permitió, unido a las reformas económicas ahora la apertura comercial a lo largo de la dictadura de August Pinochet, un impulso vital para la producción y exportación de vinos. Soñadores productores comenzaron a actualizar las instalaciones, a importar tanques de acero inoxidable para la fermentación, barricas de roble y mejoraron los sistemas de irrigación. El país tiene un marco regulador que incluye disposiciones cerca de la producción, elaboración y comercialización de alcoholes etílicos, bebidas alcohólicas y vinagres. La uva simbólica de Chile es la Carménère, cepa considerada hasta 1994 como extinta en el planeta gracias a la referida epidemia de filoxera que destrozó los viñedos de europa. No obstante, se enseña que hace 2 décadas, un ampelógrafo francés, Jean-Michel Boursiquot, descubrió que la cepa Carménère era vendida y distribuida como Merlot en Chile y desde ese momento fué promocionada como un símbolo de la restauración de la vid mundial y como la uva icónica chilena. La Carménère llegó a Chile en la época del siglo XIX adjuntado con otras variedades francesa finas. Tras la filoxera se dejó de plantar esta cepa en Francia, al tiempo que en Chile se le prosiguió cultivando bajo la denominación errada de “Merlot chileno”. Múltiples estudios enseñaron que era una cepa diferente, más allá de que pertenece a la enorme familia cabernet. El nombre evoca el color carmín de las hojas en otoño. De gusto herbáceo y condimentado, Carménère se ha erigido en un jalón en la vitivinicultura mundial, en tanto que es muy cotizada para casar platos adobados y picantes –curry–, como los que se consumen en Asia. En Chile se cultivan variedades tintas como la Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franco, Malbec, Syrah, Pinot Noir, la uva “País”, y Carignan; entre las variedades blancas aparecen la Sauvignon Blanc, la Chardonnay, la Moscatel de Alejandría, la Semillón, la Rielsing y la Viognier. Hay múltiples viviendas productoras, desde las pequeñas y familiares hasta enormes internacionales que cotizan en la bolsa de valores. El vino chileno es reconocido en el planeta por su excelente calidad a costes muy confrontados, todo ello amparado en una combativa estrategia de marketing. Los vinos chilenos son, en términos en general, suaves, afrutados, no bastante tánicos, lo que posibilita su consumo. En comparación con Argentina, tiene el mérito de que, más allá de tener una área de viñedos menor, genera vinos de mucha calidad que anegan los mercados de todo el mundo. Mucho más de la mitad de sus exportaciones se consumen en Europa, al paso que otro 25% se vende en USA. En México, es viable hallar vinos chilenos aun en las tiendas Oxxo. Los vinos de Argentina Argentina se encuentra en el cono sur.

uva

Tiene una extensión de 2 millones 780 mil 400 km cuadrados (mayor en la de México). Tiene una población de 42 millones de pobladores. Ocupa la situación 49 en los índices de avance humano y su capital es Buenos Aires. Como se explicaba previamente, es el quinto productor mundial de vino y la área de viñedos es de 278 mil hectáreas. El país tiene 26 mil 133 bodegas. El 92% de la área de los viñedos se nucléa en Mendoza y San Juan. En la época del siglo XIX, múltiples ordenamientos políticos permitieron el avance de la vitivinicultura. Se creó la primera escuela de agricultura en el país, se estableció el ferrocarril y se establecieron leyes sobre aguas y tierras que hicieron viable la colonización. Argentina es un país de inmigrantes, más que nada italianos y españoles, que trajeron novedosas técnicas y cepas de europa que brindaron un impulso definitivo al campo. De este modo, en 1900 se creó una bodega-escuela en Mendoza, lo que comenzó a operar sobre bases científicas, lo que redundó en gigantes provecho para la producción de vinos. Entre 1979 y 1990 redujo la área de viñedos argentinos. En 1979, el país tenía mucho más de 300 mil hectáreas en las que se cultivaba el viñedo para el mercado de adentro. En 1990 la área había disminuido un 30%, lo que representó que el 50% de los viñedos desapareció. La situación se estabilizó hacia 1990. En Argentina hay, exactamente la misma en Chile, pequeños productores y enormes internacionales. No obstante, hacia 2012, el 79% de los viñedos eran inferiores a las diez hectáreas y el 61% inferiores a las 5 hectáreas. Solo el 7% de los viñedos tienen extensiones de 25 o mucho más hectáreas. Para los productores con baja rentabilidad y racimos de mala calidad enológica fué bien difícil subsistir. Argentina tiene una uva simbólica, Malbec. Otra uva de calidad inferior, la Bonarda, asimismo es extensamente cultivada en el país. En 1959 fue desarrollado el Centro Nacional de Vitvinicultura, que dio a comprender reportes explicados. En la actualidad se conoce que de las 278 mil hectáreas cultivadas, cerca del 60% es de uvas tintas, el 21% de uvas blancas y el 43% se ajusta a la criolla rosada. Los viñedos de la Malbec representan cerca del 50% de las variedades tintas cultivadas, al paso que el resto corresponden a la Bonarda, el Tempranillo y la Barbera. Entre las variedades blancas aparecen las uvas de mesa Pedro Giménez, la Moscate de Asti y la Torrontés. Malbec fue introducida en Mendoza por Michel Aimé Pouget en 1852, con el propósito de detallar una industria de calidad, que en aquellas temporadas se definía en función de lo que se hacía en Burdeos, Francia. No obstante, la filoxera destrozó a Malbec en su país natal, al paso que en Argentina se plantaba de forma gran. Para establecer nuevamente el cultivo de Malbec en Europa tras la horrible epidemia, se llevaron pies americanos de la vid para plantarlos en Francia, pero no se ha podido establecer nuevamente su cultivo de forma exitosa, en tanto que los tiempos de europa necesitan cosechas tempranas y la Malbec de america no lograba madurar a tiempo antes de la cosecha. Fue en relación Argentina se transformó en el país líder en la producción de la Malbec. Malbec o uva tinta azulada vivió un mal instante a lo largo de la crisis económica de 1979 a 1990, en el momento en que las autoridades favorecieron el cultivo de cepas de menor calidad para generar vinos económicos para el mercado de adentro, y la área destinada a esta cepa se marcha achicar dramáticamente. Desde los 90 fue revalorizada y se recobró parte de la área para su cultivo, impulsando también una producción de calidad que hizo que múltiples especialistas de europa coincidan en indicar que la Malbec mendocina, particularmente la del valle de Maipú, es la mejor del mundo. Los vinos de Uruguay Uruguay se encuentra dentro de los países mucho más pequeños y menos pueblos en el cono sur. Con solamente 176 mil 215 km cuadrados, aloja una población de pocos 3 millones 368 mil pobladores. Ocupa la situación 50 en los índices de avance humano y su capital es Montevideo. Pese a sus dimensiones, Uruguay tiene una respetable y conocida producción de vinos. La área de viñedos es de 7 mil 851 hectáreas, la menor respecto a los países aquí analizados. En 2013, la producción total de uvas viníferas fue de 94 millones 483 mil 192 kilos. El diez% sirve para la producción de vino fino de exportación (o vino de calidad preferente, VCP), semejante a 3 millones de litros. Hay 220 bodegas en el país, de las que 65 se especializan en la producción de vinos finos. Se estima que el avance de la llamada “ruta de la uva” se causó en 1874, en el momento en que la lengua francesa Pascual Harriague, habitante en Uruguay desde 1838 (entonces tenía 19 años), decidió ingresar el cultivo del viñedo, esencial, de ahí que, cepas de Francia, entre las cuales transporta su nombre, más allá de que el día de hoy se conoce que este se ajusta a la conocida Tannat, la uva simbólica del país. Tannat es una uva perteneciente del suroeste de Francia, no obstante hablamos de una cepa poco famosa en Europa. Las hojas de Tannat son enormes y redondeadas, lo que las diferencia de otras cepas. Con la Tannat se desarrollan vinos rosados, tintos o blancos (Blanco de Noirs). Esta cepa asimismo es cultivada en Argentina, Bolivia y Brasil, pero es en Uruguay donde encontró las mejores condiciones. La producción de vino en Uruguay se distingue substancialmente de la de Chile y Argentina. Las compañías productoras son familiares. Por eso de cada diez productores, 9 sean compañías familiares, y es conque varios vinos del pequeño país sudamericano llevan los apellidos de los creadores, mismos que asimismo dan nombre a las bodegas. La atención a los turistas y fanaticos del vino que visitan las bodegas uruguayas es muy cálida y adaptada. Los visitantes son recibidos de forma frecuente por el enólogo(a) del ubicación, o aun por el dueño. Con paciencia y orgullo detallan las cepas de uva que cultivan, donde más allá de que Tannat es infaltable, asimismo se tienen otras como Viognier y Sauvignon Blanc, las que asimismo fueron reconocidas y premiadas a nivel internacional. Mucho más adelante el visitante es invitado a saber las instalaciones donde se realiza el despalillado, el presante, la adición de diastasas, los tanques de acero inoxidable, las botas y las botellas donde se trata y/o almacena el vino . El paseo acaba con una cata que puede integrar desde tres hasta cinco vinos distintas, acompañados por embutidos, pan y abundante agua. Resumiendo, se siente a los uruguayos mucho más relajados en comparación con lo que se aprecia en otros países. El Centro Nacional de Vitivinicultura (INAVI) de Uruguay es la entidad del gobierno responsable de la política nacional en esta materia. El INAVI fue desarrollado el diez de noviembre de 1987 y pertenece a la reconversión que ha vivido el campo en Uruguay, dirigida a progresar la competitividad y calidad de sus vinos. Los antecedentes del INAVI se remontan a 1903, en el momento en que el Estado uruguayo tomó el control de la fiscalización y la contraloría del ámbito vitivinícola. Una característica que distingue a Uruguay es la prioridad que tiene la calidad sobre la cantidad. En Bodegas Stagnari, por servirnos de un ejemplo, la enóloga comentaba a quien esto redacta, que prácticamente toda la producción del ubicación ahora se encontraba vendida, ya que no tiene un ubicación para guardar los vinos. Más allá de que esta es una apuesta osada, ya que los pedidos son pagados con anticipación y si algo sale mal la bodega podría tener pérdidas abundantes, la verdad es que esto apunta a altos estándares de calidad, puesto que solo de esta forma se garantiza que en los próximos años haya nuevos pedidos. El INAVI en su página (http://www.inavi.com.ay) enseña distintos puntos de la promoción del vino uruguayo en el planeta, entre aquéllos que aparecen que fué con la capacidad de administrar un incremento de las exportaciones en Rusia y una disminución de los aranceles que se aplican al vino en Corea del Sur. Una reflexión final Tras este recuento hay varias enseñanzas para México. Es cierto que el país tiene una historia muy diferente a la de los tres países descritos con en comparación con vino. En las tres naciones sudamericanas hay una política de Estado destinada a beneficiar al campo, usando de lo que ha llamado “poder despacio” para tener presencia y reconocimiento en el planeta mediante un producto que es muy consumido y que, por consiguiente, permite una rivalidad fundamentada en la especialización, la competitividad y, precisamente, el orgullo nacional. El vino mexicano, de manera comparativa, está en pañales, al paso que los usuarios proseguirán consiguiendo vinos de Chile, Argentina, Uruguay y otros países. Ni charlar: al pan, al pan y al vino, vino, si bien sea de importación. 05 de febrero, 2015 http://www.etcetera.com.mx/articulo/_por_los_caminos_del_nuevo_mundo,_el_vino_de_chile,_argentina_y_uruguay/34033/

La identidad de los vinos del viejo planeta entre los vinos del viejo planeta y los vinos del nuevo planeta.

La producción de vino en europa comenzó bastante antes de las técnicas modernas de producción. Con siglos de experiencia, los viticultores del viejo planeta llegaron a tener un conocimiento íntimo de su terroir; o sea, de la tierra, del tiempo y de la topografía (altitud, por poner un ejemplo), para seleccionar las mejores cepas y métodos de producción que se amolden a su localización. Desde ese momento, los vinos del viejo planeta siempre y en todo momento llevaron el nombre de su zona de procedencia para su identificación. Los productores del resto de todo el mundo, en cambio, careciendo de tradición, se apoyaron en la utilización de la ciencia y de la tecnología. Ellos supieron realizar vinos alcanzables y simples de comprender para el cliente, utilizando la cepa como identificador, en vez del terruño.

Frente todo, ¿qué es lo de vinos del nuevo planeta?

Frente todo aclaramos lo del Nuevo Planeta del vino. Resulta que el arte de realizar ese mágico elixir de uva; según lo conocemos hasta este día, comenzó en el suroeste de Asia y después se extendió por Europa; quienes desde la antigüedad fueron populares por su amor; tanto que comenzaron a generarlo y ingerirlo de manera masiva; de esta manera hicieron sus métodos y leyes que guiaban a los productores y le vincularon a los puntos de su historia día tras día, popular, espiritual… Fue hasta el momento en que los De europa comenzaron a emigrar a América; trayendo su tradición de llevar a cabo vino con ellos, en el momento en que comenzó a nacer el Nuevo Planeta del vino y después se extendió hacia países como Australia, Novedosa Zelanda y Suráfrica.

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