Al dirigirse a los romanos, San Pablo redacta: “Bien es no comer carne, ni tomar vino”, al paso que en los efesis exhorta: “No se embriaguen con vino”, ahora Timoteo le establece que los diáconos no se tienen que ofrecer bastante al vino. Es verdad que asimismo hace alguna buena recomendación hipocrática: “Por el momento no tomes agua, sino más bien usa algo de vino por causa de tu estómago y de tus usuales patologías”.
Pablo jamás conoció a Jesús. De ahí que Pedro es preferible ejemplo. Él sabía que Jesús era buen sumiller y lo acompañó en múltiples gaudeamus. En la “última cena”, Pedro comió sabroso y se emborrachó, y fue inútil de sostenerse despierto en Getsemaní. En el momento en que vio que arrestaban a Jesús, se lanzó espada en mano contra la multitud realizando gala de su osadía natural y de lo prestado por el alcohol; pero el vino se transporta mal con la esgrima, y en lugar de matar a contrincantes terminó solamente cortarle la oreja a Malco.
¿De qué manera se hace el maridaje?
Para efectuar un óptimo maridaje hay que tener en consideración 3 elementos importante:
- Equilibrio entre potencialidad y sutileza.
- Elementos que tienen dentro el pan y sumes.
- Texturas y humedad que necesitan el pan.
La relevancia del pan y del vino en la liturgia católica
Como bien se explicó previamente, el pan y el vino forman una parte del ritual de la misa en el que forman parte el sacerdote y los leales. En contraste al agua, que solo se recibe una vez a lo largo del bautismo, el vino y el pan son ofrecidos a lo largo de cada misa y los leales tienen que formar parte del ritual asiduamente.
En el Evangelio, el apóstol Pablo, en la primera carta que manda a los Corintios, se refiere al acto que se efectúa en todos y cada celebración de la liturgia donde el pan representa el cuerpo de Cristo y el vino la sangre.
Otros significados socios al pan y al vino
En la Biblia se frecuenta nombrar el pan como símbolo de distintas cosas, entre ellas: es un alimento escatológico, es la palabra de Dios y representa sabiduría. Asimismo se le asocia con Jesús y se le frecuenta llamar el pan de vida. En lo que se refiere al vino, se le relata como la bebida de uvas fermentadas y la primera mención a esta bebida está relacionada con Noé.
Una parte de la suma importancia que tienen estos alimentos es su relación con la última cena. Esta cena fue un episodio evangélico en el que Jesús se reunió para comunicar pan y vino con sus acólitos antes de su muerte. Por tal razón, asimismo se enseña este episodio como entre los instantes clave vinculados a su muerte.