Mi palabra mágica ahora es «camino»

Evaluar un vino es un asunto bastante difícil, requiere experiencia de muchas catas y en cualquier caso siempre se puede equivocar. Una vez aquí en los comentarios Daniele Cernilli escribió «nunca probamos el mismo vino dos veces», que es una adaptación del más conocido uno nunca se baña en el mismo río. En lo que a mí respecta, la afirmación es precisa, y si por un lado me ayuda (ejem) cada vez que tengo un gusto y una evaluación incorrecta, también es difícilmente discutible.

Evaluar a un productor, entonces, es un hecho más lleno de variables, al menos si la evaluación sirve para definir el estilo de ese productor. Los productores son personas que siguen un camino, en verdad esto es común a toda la humanidad, pero el concepto, aplicado a ellos, sirve para entender cuán ineficaz es definir quién produce vino de una determinada manera.

Que levante la mano quien nunca se ha entristecido, al notar un cambio en el estilo de producción de un viñero del corazón. Por ejemplo, recuerdo cuando Gravner abandonó la barrica a finales de los 90. Como fanboy que era, me pregunté un poco consternado: oh no, pero ¿por qué lo hizo?

Pero estaba equivocado. Los fabricantes siguen su propio camino, es algo inevitable como lo es el cambio. Nadie se queda quieto y todos cambiamos lo que somos y lo que hacemos. Del mismo modo he visto a los chicos Barolo renunciar a cierto intervencionismo para recuperar la naturalidad, y he visto a punks naturistas ajustar la tonada, año tras año, hacia producciones más elegantes. Hasta el punto de que se pierde el sentido de la definición de productor: ¿cómo es? De momento es así, el año que viene es de forma no idéntica.

estoy haciendo un viaje, es una de las frases que vengo repitiendo con más facilidad desde hace un tiempo, es posible que los que están cerca de mí hasta se hayan cansado de escucharla. Es verdad sobre el mundo del universo, y sobre el nuestro. mundo del vino la observación y comprensión del proceso es la parte más interesante, más que la evaluación o clasificación de quien elabora un vino. Estas actividades deben practicarse con desapego. Y con esto inserto otro término que me encanta, desapegoque no significa indiferencia sino equilibrio, cuando se asocia con el adjetivo sereno.

Desapego sereno, y juicios hechos sin hacha. Quizás todo esto esté conectado con la degustación desestructurada (sin análisis olfativo, sin descriptores académicos), que últimamente cruza nuestro hermoso mundo de copas arremolinadas, pero imagino que eso también es parte del viaje en el que estamos.

Sin embargo, habría un subconjunto, una minoría: los que permanecen inmóviles y nunca cambian, al menos aparentemente. Esos son los que realmente me preocupan.

[L’immagine viene da qui]




Deja un comentario