Hemos oído frecuentemente la afirmación de que una copa de vino con la comida tiene un efecto bueno sobre el corazón. No obstante, ¿de qué manera es de determinada esa iniciativa?
Los expertos tienen claro que ningún consumo de alcohol puede considerarse seguro y menos saludable en tanto que las bebidas alcohólicas ocasionan unos 200 sufrimientos en el organismo humano.
Asiste para adelgazar
Si haces una dieta para reducir grasa, el vino tinto va a ser una increíble adición, no solo por el hecho de que tiene escasas calorías, sino más bien pues asiste para evitar la capacitación de células de grasa ahora remover los tejidos adiposos. Los nutricionistas aconsejan tomar una copa de vino tinto cada día para asistir en los regímenes de pérdida de peso.
Además de esto, tomar vino disminuye la ansiedad por comer comidas calóricas y va a hacer que te olvides un tanto que andas en un régimen alimenticio. Pero recuerda no tomar mucho más de una copa cada día para eludir efectos contraproducentes.
Reduce el efecto del cigarro
El vino serviría para regular los daños que crea el tabaco en los vasos sanguíneos, así sea para relajarse o vasodilatarse.
Más que nada, tiene efectos positivos en el endotelio, una cubierta de células que dismuyen la fricción entre los vasos linfáticos y sanguíneos, y en el corazón.
Todos hemos oído en algún momento las presuntas bondades de tomar una copa de vino o una cerveza día tras día.
Entre las ventajas que se le atribuyen al licor de uva mucho más popular resaltan: su aptitud para achicar la inflamación, que el consumo incrementa el HDL (colesterol ‘bueno’) y que tiene características que nos asisten a nivel cardiovascular. Lo que absolutamente nadie nos recuerda es que el alcohol es una sustancia tóxica y cancerígena desde la primera copa. Entonces, ¿estas bebidas de baja graduación como el vino o la cerveza nos dan provecho o nos dañan? No, una copa de vino día tras día no es saludable.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
El organismo de la Organización de las ONU experto en administrar políticas de prevención, promoción y también intervención en salud internacionalmente deja clarísima cuál es su opinión sobre el alcohol: no hay una cantidad mínima de alcohol que logre considerarse segura o ventajosa para la salud de la gente.
Una sustancia y un alimento
Para iniciar, el alcohol es un fármaco-exactamente, una sustancia clasificada como depresora. Esto es, marcha eliminando las funcionalidades neurológicas a nivel central, de manera directa en el cerebro; reduce el estado de alarma, incrementa el tiempo de reacción e inclusive a dosis altas genera sedación y con esto la disminución de la aptitud de sentir mal.
Esta última «propiedad» fué usada con objetivos médicos desde antes. Era común que el dentista apareciese con 2 botellas de bebidas de contenido elevado alcohólico antes de la cirugía, una botella para él y otra para el tolerante. Actualmente, «sedar» a un tolerante con alcohol suena hasta salvaje, y lo es, puesto que se tiene medicamentos considerablemente más controlables para eliminar el mal a lo largo de los métodos médicos.